sábado, 22 de junio de 2013

La autodestrucción de las Organizaciones

¿ Qué está pasando?

Vivimos tiempos convulsos, de crisis, eso lo sabemos todos, pero fundamentalmente de cambio, de cambio a todos los niveles.
 Las bases de la pirámide social están sufriendo las demoledoras consecuencias de todo esto, pero también estamentos que no contaban con ello.
 Grandes organizaciones se derrumban: bancos, partidos políticos, multinacionales, sindicatos, organizaciones públicas... y no es sólo una cuestión económica, va mucho más allá. 
Es un problema de gestión, de Inteligencia Social...



 Enfermedades éndemicas de las Organizaciones

Karl Albrecht, en su interesante libro Inteligencia Social. La nueva ciencia del éxito, nos describe una serie de trastornos funcionales, dentro de las Organizaciones, que provocan su ineficacia, y en tiempos como este incluso su descrédito y posterior desaparición.
 Algunas Organizaciones sufren de alguno de estos males y otras de casi todos, provocando climas laborales que propician en los trabajadores sentimientos de "estar quemados", baja productividad, acosos....
  1. TDA, Trastorno por déficit de atención. Altos directivos que van de una cosa a otra, sin prestar el tiempo necesario para la resolución eficaz de cada una de ellas. Generando urgencias y problemas posteriores y generando un nivel de estrés alto en todos sus subordinados, que no saben dónde concentrarse.
  2. Anarquía, cuando el jefe no manda. La falta de unidad de objetivos entre directivos, puede dejar la organización a la deriva. La falta de objetivos claros y un conjunto de prioridades significativas, deja a los trabajadores carentes de dirección, con lo que desperdigan sus esfuerzos en actividades de su propia elección. Sin una sensación de propósito superior, los jefes de unidad sitúan sus prioridades y metas políticas por encima de los éxitos de su empresa.
  3. Anemia, sólo los mediocres sobreviven. Tras una serie de despidos, purgas, recortes económicos, guerras palaciegas....la gente de talento hace tiempo que ha huido de la organización quedando sólo en ella los que más necesidad tienen de mantener su puesto, ya sea por falta de capacidades para encontrar algo mejor o por circunstancias personales tan complicadas, que lo único que les interesa es conservar ese puesto sin levantar nunca sus voces para mejorar la situación, con lo que a la larga, su futuro seguirá pendiente de un hilo.
  4. Sistema de castas: Los ungidos y los intocables. Algunas organizaciones poseen una estructura " en la sombra" , basada en ciertos aspectos de estatus social y profesional que todo el mundo conoce y de los que la mayoría evita hablar. Son sistemas de castas que, por algo será, nunca aparecen en el diagrama organizativo pero que dominan el comportamiento colectivo cotidiano. Las categorías de castas, fomentan la fragmentación y tientan a los miembros de las camarillas, a satisfacer sus propias necesidades sociales y políticas a costa de la organización y en detrimento de las castas "inferiores".
  5. Guerra civil: la lucha de ideologías. La Organización se desintegra en dos o más megabandos, cada uno de los cuales propugna una propuesta, sistema de valores, ideología empresarial o héroe local en particular.
  6. Despotismo, miedo y temblores. Un director general tiránico o una ideología generalizada de opresión, originada en las altas esferas, hacen que la gente adopte conductas de escaqueo. Unos pocos episodios de sanciones a quienes han discrepado con la dirección, y todo el mundo aprende enseguida: pasa desapercibido y no llames la atención.
  7. Gordos, atontados y felices: Si no está roto... Aun cuando tienen ante sus narices una amenaza inminente, ciertos directivos, con largo tiempo en el cargo, son incapaces de inquietarse y entender la necesidad de reinventar la empresa.
  8. Depresión general, nada en que creer. A veces la situación se pone muy fea y los altos mandos son incapaces de empatizar con las preocupaciones de su "tropa". Estos, sintiéndose abandonados y vulnerables, se sumen en un estado de desánimo, baja moral y compromiso cada vez menor.
  9. Liderazgo geriátrico: Jubilados en el trabajo. Cuando un directivo general ha permanecido largo tiempo en el cargo, quizá se aferre al timón, o al sillón, durante demasiado tiempo, negándose a incorporar savia nueva, nuevas ideas y nuevos talentos. Este síndrome puede extenderse a todo el equipo directivo, cuyos miembros quizá hayan envejecido juntos, comprometidos con una ideología obsoleta que amenaza con hundir la organización.
  10. El director general chiflado: Locura llama a locura. Cuando el comportamiento del jefe supera lo anecdótico y bordea la inadaptación, la gente del círculo interno empieza a comportarse de acuerdo con su locura particular, en reacción a la ausencia de una personalidad integrada en la cima, esta locura colectiva va bajando escalones creándose un ambiente de desconcierto, aturdimiento y frustración debido a la falta de coherencia en las decisiones y acciones ejecutivas.
  11. Mala organización: Artritis estructural. Una estructura organizativa defectuosa, opera en contra del buen funcionamiento de la organización. Subdivisiones inoperantes, exceso de puestos directivos en detrimento de los productivos... perjudican la comunicación, inhiben la colaboración y fomentan la competencia interna.
  12. La mentalidad monopolística: Nuestro derecho divino. Cuando una Organización ha disfrutado durante mucho tiempo de una posición dominante en su entorno, bien por monopolio natural, bien por una ventaja circunstancial, sus dirigentes se muestran incapaces de reaccionar y de pensar en términos competitivos, innovar e incluso reinventar el modelo empresarial,  por lo que se convierten en presa fácil para sus competidores más capaces de adaptarse a las nuevas circunstancias.
  13. El hombre orquesta: Qué viva Clint Eastwood. Directores omnipotentes que no comparten su plan maestro con sus subordinados,  manteniendo a todos los miembros de su organización en el desconocimiento de cuál será el siguiente paso. Esto crea dependencia e incapacidad en los lideres subalternos, que se vuelven totalmente reactivos sin aportar ni sus conocimientos ni sus talentos.
  14. La carrera de ratas: No paran de mover el queso. Aquí se quema al personal de más talento, se exige la entrega personal y la competitividad entre compañeros a base de incentivos económicos o promociones dentro del escalafón de la organización, en detrimento de la colaboración, las sinergias, el compañerismo y el trabajo en equipo. Se crean resentimientos y agravios comparativos que entorpecen el fluir de la organización.
  15. Silos: Culturales y estructurales. Se crean bandos que buscan ganarse el favor de la corte real, así cada camarilla trabaja sólo en sus propios intereses, y obligan a las personas a formar parte de un bando u otro generando multitud de problemas personales y un descentramiento total de los objetivos de la organización.
  16. Intoxicación de testosterona: Hombres como niños. En industrias o culturas organizativas dominadas por varones, las recompensas a los comportamientos agresivos, competitivos y dominantes pesan mucho más que las recompensas a la colaboración, creatividad, y sensibilidad a los valores abstractos. Además en las organizaciones que presentan menos del 40% de mujeres en puestos clave ( y no sólo como floreros que den cumplimiento a la ley de paridad) se tiende a encasillar a las mujeres en papeles estereotipados con poco poder y poco respeto a sus aportaciones.
  17. El estado del bienestar: ¿ Por qué trabajar duro? Las organizaciones que no padecen amenazas naturales a su existencia, por lo general desarrollan culturas de complacencia. En un típico organismo gubernamental, es más importante no equivocarse que tener razón. Las culturas del bienestar tienden a colectivizar la culpa, la culpa es del Sistema...
Este blog se ha trasladado con todo su contenido a http://pharodelogos.wordpress.com/
Te esperamos allí con nuevas publicaciones.

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